lunes, 16 de noviembre de 2020

calificadoras de riesgo en la economía

 1. ¿Que es una calificadora de riesgo y cual es su función en el mercado?

 Es una sociedad cuyo objeto social exclusivo es la calificación de valores o riesgos relacionados con la actividad financiera, aseguradora, bursátil y cualquier otra relativa al manejo, aprovechamiento e inversión de recursos captados del público. Una calificadora de riesgo es un agente que propende por la profundización y madurez del mercado de capitales a través calificaciones objetivas e independientes, incorporando metodologías de prácticas que promueven entre emisores e inversionistas altos estándares de transparencia y de gobierno corporativo. 

2. ¿Que es una calificación? 

Una calificación es una opinión profesional, especializada e independiente acerca de la capacidad de pago de una empresa y de la estimación razonable sobre la probabilidad de que el calificado cumpla con sus obligaciones contractuales o legales, sobre el impacto de los riesgos que está asumiendo el calificado, o sobre la habilidad para administrar inversiones o portafolios de terceros, según sea el caso.

 3. ¿Que títulos valores requieren de una calificación obligatoria? 

De acuerdo al decreto 1076/07 del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, los valores que deben calificarse son: los bonos ordinarios emitidos por entidades diferentes de los establecimientos de crédito o papeles comerciales, excepto los emitidos por FOGAFIN; bonos ordinarios o de garantía general emitidos por establecimientos de crédito, bonos emitidos por entidades públicas, excepto emitidas por FOGAFIN; y los valores emitidos como resultado de un proceso de titularización. 

4. ¿Además de los títulos valores, las personas jurídicas requieren de una calificación? 

Desde el punto normativo existe una obligación en cabeza de los inversionistas institucionales de verificar que las entidades o valores en los cuales pretendan invertir cuenten con un nivel mínimo de calificación establecido en la propia regulación colombiana. De otra parte, los inversionistas requieren y utilizan los diferentes tipos de calificaciones de las entidades del sector financiero como establecimientos de crédito, leasing, comisionistas, fiduciarias y administradoras de fondos de pensiones, como herramientas para asignación de cupos de contraparte o entrega de recursos para su administración, lo cual convierte estas calificaciones en un requerimiento del mercado. De otra parte, existen normas que facultan a algunas entidades a exigir ciertas calificaciones tal como se establece en el Decreto 2175/07 del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, en virtud del cual las sociedades administradoras de carteras colectivas podrán establecer en los reglamentos de dichas carteras, la obligación de la calificación contar con la calificación respectiva, así como la de su administrador. En relación con entidades estatales, el Decreto 610 de 2002 del Ministerio de Hacienda, estableció el sistema obligatorio de capacidad de pago de las entidades descentralizadas del orden territorial, las cuales no podrán, en consecuencia, gestionar endeudamiento externo ni efectuar operaciones de crédito superior a un año si no han obtenido previamente una calificación. Además, la Ley 819 de 2003 ha establecido en su artículo 16 la calificación obligatoria para Departamentos, Distritos y Municipio de categoría especial


Orígenes

Según Hernández (p.193) los orígenes de las agencias de calificación se remontan a la segunda mitad del siglo XIX, cuando se produjo en EE.UU. la enorme expansión y desarrollo económicos, sobre todo de las compañías de ferrocarriles que eran, de hecho, las pioneras de la revolución industrial emprendida en todo el país, y que captaban los recursos necesarios mediante la emisión de bonos. Como los inversores necesitaban conocer la situación financiera de tales empresas, recurrían a entidades especializadas, y lo que en sus inicios sólo fueron informes financieros acabaron convirtiéndose en estudios sobre la valoración y calificación crediticia. Dos de las agencias surgidas en aquella época fueron Standard & Poor’s Corporation (fun­dada en 1860) y Moody’s Investors Service Inc. (creada en 1900), actualmente, las mayores agencias de rating a nivel mundial.


Fuetes :

https://brc.com.co/notasyanalisis/Calificadoras%20de%20riesgo%20y%20su%20funcion.pdf

https://www.dinero.com/economia/articulo/como-ven-las-calificadoras-de-riesgo-a-la-economia-colombiana-en-2020/299401

https://www.gestiopolis.com/que-son-y-que-hacen-las-calificadoras-de-riesgo/

Tasa Impositiva

 La tasa impositiva (Tax rate) es el porcentaje de impuestos pagado por la empresa sobre sus ingresos

El sistema impositivo que combina una única tasa impositiva con un mínimo exento ha sido objeto de largo debate en los años recientes. Sus detractores argumentan que los sistemas impositivos de estas características son menos progresivos y en consecuencia el grado de redistribución tenderá a ser menor. Por lo contrario, sus defensores esgrimen su sencillez como una de sus ventajas mayores, ya que la sencillez impositiva reduce las posibilidades de evasión y elusión fiscal. En este artículo presento un marco de análisis en el que comparo el cumplimiento fiscal de un mismo contribuyente con dos estructuras impositivas distintas: una de tarifa única con mínimo exento y otra de tasas marginales crecientes. Dada la condición de que en ambas estructuras impositivas la carga fiscal soportada por un contribuyente honesto sea equivalente, demuestro que la renta declarada será mayor con aquella estructura impositiva en la que el contribuyente se enfrente a un tasa marginal más alta.


debemos tener en cuenta que aunque en los países en los que han realizado este tipo de reformas fiscales sí parece haberse constatado una mejora del cumplimiento fiscal en términos de mayor renta declarada, este efecto no es por defecto exportable a países con una consolidada administración fiscal. En países como Rusia donde no existía una sólida administración tributaria que gestionara y controlara el pago del impuesto sobre la renta, el paso de una sistema impositivo complejo de tipo marginal creciente a uno que solamente considera una única tarifa ha simplificado tanto la gestión y control del impuesto, que el efecto final en el cumplimiento fiscal ha sido claramente positivo. Naturalmente es difícil saber en el caso de países desarrollados y con administraciones fiscales eficientes, que efectos comportaría este cambio de estructura impositiva y cual sería la magnitud de los mismos, tanto para el cumplimiento fiscal como para la recaudación. Quizá no sea posible en este momento pensar en un cambio tan drástico de sistema impositivo como el analizado en este artículo pero si es posible pensar en cambios de tasa más marginal que permitan obtener algunos de los efectos positivos en el cumplimiento fiscal expuestos anteriormente.


Fuente: 

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2448-718X2012000200311

https://www.ocu.org/inversiones/glosario-financiero/t/tasa-impositiva

multiplicador keynesiano



 El multiplicador keynesiano de la inversión indica que un aumento del gasto en inversión termina provocando un aumento multiplicado de la producción y de la renta. En principio, la idea base del multiplicador es que la inversión puede aumentar sin que el ahorro lo haga previamente: la inversión multiplica la renta lo suficiente como para aumentar el ahorro que autofinancie la inversión.

Muchos liberales rechazan por absurdo el multiplicador, pero no deberían. El multiplicador multiplica siempre el gasto y, en presencia de recursos ociosos, puede multiplicar no sólo la producción sino también el empleo. Ahora bien, en contra de lo que decía Keynes, el multiplicador no niega la relación clásica entre ahorro e inversión: un mundo con abundantes recursos ociosos es un mundo donde el volumen de ahorro es muy elevado (si no lo fuera, los recursos no estarían ociosos, sino que se estarían consumiendo). Lo que sucede es que se trata de un ahorro materializado en liquidez (atesoramiento o desapalancamiento).
Lo que Keynes reclama con el multiplicador, por tanto, es que ese ahorro líquido se transforme en inversión ilíquida (ahorro a corto plazo en forma de inversión a largo plazo). Y ahí creo que sí podemos atacarlo, con bastante razón, debido a las descoordinaciones intertemporales que provoca su multiplicador de la inversión.
Ahora bien, en un mundo con recursos ociosos y abundantes saldos líquidos de tesorería sí sería posible (no descoordinador) multiplicadores de la inversión que tomaran la forma de inversiones autoliquidables: es decir, financiación de la producción a corto plazo de bienes de consumo en alta demanda. Aquí es donde entra la Doctrina de las Letras Reales y, también, donde entran las críticas de Antal Fekete a propósito de que el abandono del patrón oro (y la aniquilación de un sistema financiero habituado al descuento de letras autoliquidables) provocó la destrucción del fondo de salarios que permitía recolocar con rapidez a una gran cantidad de desempleados incluso en medio de una recesión. En el fondo, lo que está proponiendo Fekete no es más que la focalización del multiplicador keynesiano de la inversión en forma de inversiones autoliquidables: por muy outsider que a muchos pueda parecerles, en realidad es coger el mainstream y aplicarle una cierta dosis de sensatez y prudencia financiera.

 



lunes, 2 de noviembre de 2020

Sostenibilidad de la deuda

 Si excluimos la posibilidad de financiar el déficit público con creación de dinero, cuando el gasto público (Gt) supera a los ingresos (Tt) se produce un incremento equivalente de la deuda pública (Bt):

Gt - Tt = ΔBt

Entre los gastos públicos se encuentran también los que se derivan de los intereses de la deuda acumulada. Si no los tenemos en cuenta se obtiene el gasto primario (G1) y el saldo presupuestario primario (S1):

Gt = G1t + it x Bt-1

S1t = Tt - G1t

Por tanto, el incremento de la deuda es igual al pago por intereses menos el saldo primario (un superávit primario reduce la deuda y viceversa):

Bt - Bt-1 = Gt - Tt = G1t + it x Bt-1 - Tt

Bt - Bt-1 = it x Bt-1 - S1t

Reordenando los términos obtenemos el nivel de deuda:

Bt = (1+it) x Bt-1 - S1t

Como nos interesa la evolución de la deuda en porcentaje del PIB, expresamos en minúsculas estos porcentajes, quedando:

bt = (1+it) x (Bt-1 / Yt) - s1t

Finalmente, teniendo en cuenta que el PIB crece a una tasa (nominal) igual a gt, tenemos la evolución de la deuda en función de la deuda acumulada en el pasado, el saldo primario y la diferencia entre la tasa de crecimiento y el tipo de interés:

bt = (1+it) / (1+gt) x bt-1 - s1t

De acuerdo con esta última expresión, podemos distinguir dos casos en relación con la sostenibilidad de la deuda pública:

  •  Si el tipo de interés es mayor que la tasa de crecimiento de la economía, es necesario que el gasto primario sea menor que los ingresos públicos para que el porcentaje de deuda no crezca. Esto se debe a que un tipo de interés elevado incrementa el pago por intereses (dado el stock de deuda acumulado) y esto supone una mayor necesidad de emitir deuda (crece el numerador de bt). Aunque el crecimiento económico hace que se reduzca el denominador, si it>gt y el saldo primario es igual a cero, este efecto no es suficiente, y la ratio deuda/PIB tiende a incrementarse. Para que se cumpla la condición de sostenibilidad, por tanto, el gobierno tendría que tener un superávit primario, que será mayor cuanto más deuda se haya acumulado en los años anteriores:

    (s1t)* = (1+it) / (1+gt) x bt

  •  Si, por el contrario, it<gt, será posible tener un déficit primario (y entonces un déficit total) sin que se planteen problemas de sostenibilidad de la deuda.

Las Tablas 1 y 2 recogen un ejemplo ilustrativo, construido a partir de los datos fiscales de España y Alemania entre 1999 y 2006. Como se ve, España y Alemania se incorporaron a la UEM con niveles parecidos de deuda, pero en esos años se redujo en España y se incrementó en Alemania. La explicación se encuentra en que España tuvo una tasa de crecimiento superior al tipo de interés de la deuda, lo que le permitía tener déficit primario sin que la ratio deuda/PIB se incrementase. Como en realidad tuvo superávit, vio cómo se reducía su deuda notablemente, por lo que su margen para aplicar políticas expansivas durante la crisis posterior era elevado. Por el contrario, Alemania creció por debajo del tipo de interés, por lo que necesitaba tener un superávit primario. Sin embargo, al haber registrado déficit, la deuda crecía, incumpliendo la condición de sostenibilidad a largo plazo.

Equivalencia ricardiana

 Equivalencia Ricardiana es una teoría económica que sugiere que cuando un gobierno aumenta los gastos financiados con deuda para tratar de estimular la demanda, la demanda en realidad no sufre ningún cambio.

Esto se debe a que incrementos en el déficit público conllevarán mayores impuestos en el futuro. Para mantener su patrón de consumo estable, los contribuyentes van a reducir el consumo y aumentar su ahorro para poder compensar el coste de esa futura subida de impuestos.

Si los contribuyentes reducen su consumo y aumentan sus ahorros en la misma cantidad que la deuda que debe devolver el gobierno, no se produce ningún efecto en la demanda agregada.

El concepto fundamental de la equivalencia ricardiana es que no importa el método que el gobierno elija para aumentar el gasto, si emitiendo deuda pública o mediante impuestos (aplicando una política fiscal expansiva), el resultado será el mismo y la demanda se mantendrá sin cambios.

Esta teoría fue desarrollada en el siglo XIX por David Ricardo, de ahí su nombre. Años más tarde, el profesor de Harvard, Robert Barro, implementaría las ideas de Ricardo en versiones más elaboradas.

Críticas a la equivalencia ricardiana

Las principales críticas a esta teoría se deben a las suposiciones poco realistas sobre los que se basa la teoría. Entre estos supuestos se encuentran:

  • Existencia de mercado de capitales perfecto.
  • Capacidad de los individuos para prestar y ahorrar siempre que quieran.
  • Los individuos están dispuestos a ahorrar para prevenir un aumento de impuestos futuros. Incluso, aunque estos no lleguen a afectarles nunca.

Por otra parte, la teoría de David Ricardo es contraria a las teorías más populares de la economía keynesiana.

Para que se cumpla la equivalencia ricardiana deben observarse supuestos teóricos muy restrictivos, que probablemente no tendrán lugar en un contexto realista de cómo funcionan las economías y cómo actúan los agentes económicos. A continuación se presentan los más importantes:

Horizonte temporal

Los agentes toman sus decisiones de consumo contemplando un horizonte temporal finito. Sin embargo, la restricción presupuestaria intertemporal que tiene que satisfacer el gobierno —la razón por la que a una deuda mayor hoy le seguirán impuestos más altos en el futuro— tiene un carácter más bien asintótico: su horizonte temporal puede considerarse infinito, o al menos superior al horizonte con que plantean sus decisiones de consumo los agentes que se están beneficiando de la reducción de impuestos. Esta no coincidencia anula en principio el teorema de equivalencia ricardiana, salvo que se incorporen otros supuestos adicionales.

Altruismo generacional

Para solventar el problema anterior puede plantearse que existe algún tipo de transferencias patrimoniales intergeneracionales, a partir de las herencias, o simplemente que los consumidores actuales incluyen el bienestar de las generaciones futuras en su propia función de utilidad. Sin embargo, este altruismo intergeneracional puede no producirse en muchos casos (por ejemplo, familias sin hijos) y existe una probabilidad positiva de que los individuos mueran antes de que puedan hacer frente a todos los impuestos que el nivel de deuda actual requiere.

Tipos de interés y tipos de descuento

Cuando se comparan los impuestos futuros con el consumo actual se utiliza alguna tasa de descuento para medir la preferencia intertemporal. Para que se cumpla la equivalencia ricardiana, esta tasa debe ser igual al tipo de interés de la deuda pública (que determina el incremento futuro de los impuestos). Si fueran distintas, a los agentes podría convenirles gastar ahora con el "crédito" que supone el aplazamiento de los impuestos.

Impuestos no distorsionantes

Uno de los supuestos que formula Barro es el de que los impuestos son de suma fija o no distorsionantes (es decir, no afectan a los incentivos de los agentes económicos para producir, consumir y ahorrar). Sin embargo, la mayoría de impuestos "reales" incumple este supuesto, por lo que un cambio en su magnitud sí estaría afectando a las decisiones de los agentes. Por otro lado, las cargas fiscales dependen de las circunstancias de los individuos en cada momento del tiempo —renta, riqueza, tamaño de la familia, por lo que los impuestos que se pueden anticipar dependen de las expectativas sobre los cambios futuros que puedan producirse en estas circunstancias y con la legislación tributaria.

Restricciones de liquidez

Este argumento hace referencia a aquellas personas con una renta disponible reducida en la actualidad, pero con buenas expectativas respecto a sus ingresos futuros. Lo más probable es que esta persona quiera endeudarse ahora y consumir a crédito, aunque en el futuro deba consumir por debajo de su renta disponible, pagando el tipo de interés de mercado. Ahora bien, este tipo de agente puede verse enfrentado a un problema de restricción de liquidez: no hay crédito disponible para financiar sus planes de consumo, o lo hay a un tipo de interés mucho mayor que el tipo de interés de la deuda. En este caso, incluso aunque el agente fuera completamente "ricardiano" y percibiera la necesidad de pagar más impuestos en el futuro, la bajada de impuestos de hoy sería una forma de salvar su imposibilidad de acceder al crédito en condiciones normales.

Los trabajos empíricos para verificar el teorema de equivalencia ricardiana son muy numerosos y obedecen a metodologías muy distintas. En general, el debate no ha sido concluyente, obteniéndose en muchos casos resultados contrarios: el déficit público sí ha generado efectos expansivos sobre la demanda agregada. En definitiva, esto dependerá del grado en que se cumplan en cada realidad concreta el conjunto de supuestos que se han mencionado.

La evolución de coeficiente deuda /PIB

 






calificadoras de riesgo en la economía

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